viernes, 12 de julio de 2013

El Tutor en la UVP


Nombre:
Nefi Jacob López Barreiro.
Matrícula:
Nombre del Curso:
Diplomado en Formación Tutorial - UVP
Nombre del Profesor:
Maria de Lourdes Carrillo Arcega

Introducción.
El tutor a nivel Universitario tiene como misión formar alumnos íntegros, esto sin duda significa una atención personalizada y permite integrar conocimientos, experiencias, valores y actitudes, que deberán ser transmitidos al alumno. Por medio del ejemplo el tutor transmite valores, como la tolerancia, la honestidad, la solidaridad, el respeto, etc. El tutor debe emplear la comunicación efectiva y ser empático en su trato con el estudiante, porque es importante que se desarrolle profesionalmente. El tutor debe eliminar la sensación de los estudiantes de desesperanza, por un historial de fracaso­ escolar, el creer que los eventos o conflictos en su vida son incontrolables, por lo que carecen de confianza en sí mismos, manifestado por apatía, aislamiento, derrotismo e indefensión, que muchas veces es ocasionado por algunos profesores con sus mensajes sarcásticos y criticas personales dirigidas al alumno, este pequeño trabajo intenta adecuar estas habilidades al propio desarrollo tutorial de un servidor, para mejorar la atención que como tutor brindo a los alumnos de Administración de Empresas, Relaciones Industriales y Psicología Organizacional en el poco tiempo que por disponibilidad de espacios y del propio tiempo tenemos como coordinadores.

Desarrollo.
Hasta cierto punto con el PAT lo­gramos menos deserción y reprobación escolar, siendo que incluso cumpliendo este de manera administrativa su objetivo se cumple. Con la la­bor tutorial, se debe también tener una meta final que alcanzar, que es la eficiencia terminal de los alumnos, logrando con­ ello una competencia Profesional en los alumnos, es decir que ellos alcancen su titulación y su desarrollo como profesionales de la Administración, las Relaciones Industriales y la Psicología Organizacional. Se refiere a ha­cer bien lo que debe hacerse, la eficiencia en el uso de sus recursos disponibles, la eficacia en el logro de sus objetivos académicos y profesionales, la efectividad en su desarrollo, la habilidad y la calificación  y cualificación ­profesional.


Para alcanzar lo anterior es necesario evaluar permanentemente de­ nuestra propia competencia profesional como tutores, nuestra propia humanización, que debe ser objeto de reflexión y de aprendi­zaje. Con la actitud de "Humanismo", apelamos a la disposición, a la actitud de vida que nos permite entender la problemática del otro y por tanto, respetarla, valorarla e intentar comprenderla, en una perspectiva de solidaridad humana, esto tratando de parafrasear aquello que leímos en ética para amador. Pero con esos propósitos, nuestra labor como tutores tiene ­sus límites, si queremos optimizar nuestro desempeño.

Debemos por tanto entender que la tutoría es un proceder, un mecanismo académico­ pedagógico en el proceso educativo, es la acción de ayudar, orientar o­ informar, en lo personal, pero sobre todo lo profesional, para formar integralmente a los alumnos, es una labor individualizada, ­pero con intención integradora de perfiles comunes, y en la que intervienen los profesores, alumnos, instituciones, la familia y la socie­dad en general.

De esta manera, la tutoría se enfoca al desarrollo aca­démico y a atenuar la maduración del alumno, previendo problemas o interviniendo para lograr su solución, en el que queda involucrado el desarrollo personal emotivo y social, ­del alumno, además de orientar al estudiante en su trayecto­ria escolar o académica.

Sin embargo, el principal problema en esta labor, es el procurar brindar una atención individualizada, a través de entrevistas, expedientes, contactos, canalizaciones a alumnos de forma individual, cuando como tutores señalamos la falta de tiempo necesario para atender eficazmente a los alumnos, que requieren de ­su atención, ya sea por actividades de la coordinación, por actividades académicas, o por las numerosas actividades administrativas que realizamos.

Esto es algo que sin duda se vuelve un tanto paradójico, puesto que cuando a pesar de las múltiples actividades que realizamos, logramos una atención personalizada exitosa, esta necesidad aumenta aún más, su demanda se incrementa al internarnos cada vez más en las causas que llevan al alumno a bajar su desempeño escolar, haciendo que su seguimiento sea cada vez más complejo, por la cantidad de variables que tenemos que considerar porque ya consideramos antes, y esto no sólo con un alumno, sino con todos aquellos que atendemos.

Un tutor, a diferencia de un docente, procura una ­relación estrecha con el alumno tutorado o con el grupo al cual este pertenece, de ­tal manera que para lograr mediante una atención individuali­zada, potenciar las habilidades profesionales del alumno o del grupo, se deben considerar tanto la experiencia del tutor, sus habilidades adquiridas en esta ardua tarea, su capacidad de realizar múltiples funciones adicionales a la tutoría, su habilidad para que esta actividad no le afecte de forma personal, el compromiso de la Institución con la tutoría, un correcto PAT, y sin duda el interés de desarrollo académico y profesional del alumno.

Conclusión.
En las últimas fechas como coordinadores hemos comprendido la importancia de la labor tutorial, que sin duda es importante para el desarrollo académico de los alumnos, sin embargo parecería que esta labor no es valorada con la suficiencia necesaria por muchas instituciones, siendo que queda relegada a una actividad más, como si fuese una actividad administrativa común.


El reto del tutor parece ser, es transformar esta idea, en algo que sea realmente útil para el desarrollo de las Instituciones Educativas, para que estas comprendan su utilidad, su complejidad, su necesidad, las carencias con las que se otorga, y demás comprensiones.

Fecha:  30/09/2011
Favor de referenciar esta publicación en caso de ser utilizada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario